Solo por un beso


Veo del cielo descender a la hermosa estrella.
De repente deslizando por mi angosta ventana
entras querida Pléyade, en plena noche
para adueñarte de mi hogar, triste y melancólico.

Tus ojos lloran cenizas, restos de mi corazón
que a Hefesto le mandaste arrancar.
¿No me digas que as venido a amarme?
¡Dímelo! y no calles como en tus noches.

Quitame este destello que me acompaña siempre
que aunque muera, quisiera sentir tu beso.
Miedo tengo de amarte, pues no quisiera que el alma
me doliera.

Déjame, no me tortures y vete allá a lo lejos
que ya me costumbré estar sin tu cabello niña,
sin tus pálidas mejillas, sin tus labios cerezos.
Me basta con contemplar tu rostro cada noche.

Si yo amado mío te pidiera una hora de amor, después morir
como una estrella fugaz, tus bellas manos por mi cuerpo sentir.
quisiera arder en tus labios, después desaparecer en la oscuridad.
Solamente queda eso, pero ya no me da tiempo, puesto que me apagaré.
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