Noches sin ti (Poesía)

Con sólo una mirada Con solo una mirada tuya, yo me enamore perdido en la noche. Con sólo una mirada tuya, yo te amaré eternamente. Eres tú, mi ángel de la guarda, el cuál siempre  esperé. Esos ojos, esa mirada, ese cuerpo me enamora cada día y feliz me hace.

Son tus labios Son tus labios los que me hacen soñar cada día y cada noche de este pobre, lánguida y amarga existencia mía. Son tus caricias, aquel beso apasionado el que me mantiene vivo aquí. Rozaste tus labios suaves y sentí una dulzura sublime en mi cuerpo. Son tus labios que me enamoran. Es tu beso que me alegra.

¡Oh tu mirada! ¡Oh tu mirada epicúrea me ilusiona como un niño pequeño! ¡Oh tu mirada sensual me vuelve loco de amor! Su dulzura es embriagadora. ¡Oh tu mirada me aúna! Me hace ver la felicidad Que perdí el día que llegue a este mundo. Sin ti no podría caminar por estos enrevesados caminos de la vida. Eres la luz que alumbra El camino, mi camino. Eres la noche en la cual me duermo… sin pensar en el mañana.

¿Qué amamos? Son muchos los que aman los cuerpos. Amamos los cuerpos, solamente eso. Lo hacemos nuestros cada noche, cada día… ¿Dónde quedan las almas? Amamos los cuerpos, pero las que lo sienten… son las almas.

Son bellos Son bellos los días de primavera. Son bellos los días de verano. Son bellos los montes de mí alrededor. Es bello el cielo azul. Todo es bello porque tú estás en él. Las noches callan y escuchan tu voz. Los días son un arcoíris y bailan con fervor por mi alegría. Es inefable el sentimiento que por ti siento. Es opaco el mundo cuando mis ojos te miran. Cada mañana cuando nace el alba mi amor por ti nace con él. Y así me duermo, me vuelvo a dormir cada noche. Pensando en ti; pensando en una belleza.

Embriagadora. Eres tan bella como la luna en plena noche serena. Tu sonrisa está llena de juventud. Tus ojos son el manantial inmaculado que tiene luz propia por la mañana. Eres la Gracia Divina terrenal. Mujer que embriaga mis días, mis noches solitarias. Eres mi cielo, eres el cielo donde yo miro cada instante.

No tengo ganas No tengo ganas de abrir los ojos por la mañana. Otra vez un día nefasto donde ya nadie es nadie. Donde el cielo no es cielo. Yo, respiro este aire del mundo. Su estertor está más cerca del final. Ya me acostumbre a vociferar con la llegada del alba, de la tarde, del ocaso y al final dormirme. Y me acostumbre a vivir muerto.

Y cuando… Y cuando ya me acostumbre a estar muerto, a vivir muerto tampoco podía ser feliz. Los días pasaron sin que yo me diera cuenta y ya me he muerto por segunda vez; esta vez la definitiva. No tenía la alegría de gritar al mundo que alguien me amaba ni me quería. No podía fardar de amor, ni de que nadie me amaba… Yo no esperaba nada de la vida; ella de mi sí; verme sufrir. Me he muerto y me moriré Sin conocer lo que significa vida.

¿Dónde estás? ¿Dónde estás cuando te necesito o cuando quiero reír, llorar, gritar, ser feliz? ¿Dónde? Yo no te veo…nunca te voy a ver… Me río, me lloro, me grito a mí, a mí mismo porque tu amada no estás. Esperaré que la muerte me lleve…

¿Por qué? ¿Por qué amo la dificultad? ¿Por qué amo las tinieblas? Me pregunto mientras te espero en el bar… Te espero desesperadamente. Te veo entrar y me enamoro, me fascinas con tu cabello de carmín. Me muero por tus ojos, me muero en tus pupilas. Me pregunto de donde saliste… Yo te amaba siempre, pero no veía… Tu esbelto y delgado cuerpo me acaricia el alma. Este alma herida de grandes desamores. Te quisiera decir cúan te amo, más la vida no me deja… Mi corazón muerto estaba hasta que te contempló. Si te amo porque te amo… Si te quiero porque te quiero… Si no te amo porque no lo hago… Aún recuerdo tu beso, tus abrazos, tu olor, tu aterciopelada piel… y me enamoro poco a poco.

Cuando llegue Para cuando llegue el amor yo ya estaré muerto. Y solo te quedará velar mi tumba llena de coronas, de flores traídas en vano. Amarme en vida no pudiste. No quisiste… Pero sin el amor llegara algún día yo resucitaría sólo para amarte.

Me olvidé Me olvidé de la vida, me olvidé de que nací. Me olvidé de vivir. Me olvidé de que aún existo. Me olvidé hasta de mi nombre. Me olvidé de mi ansiado destino. Me olvidé de todo y de todos, sólo por amarte a ti querida. Amarte como nadie; hacerlo como nunca. Lo peor, me olvidé de vivir la felicidad. Me olvidé de mí, de mi alma. De mi corazón inmenso y herido. Jamás seré yo sin tu amor. Sin tu cuerpo, sin tu mirada. Sin ti, nunca sabré amar.