Querida...

Que infancia más funesta la mía,
púes nunca la tuve entre mis brazos.
Se me escapó mientras yo la miraba.

Me miraba, la miraba, nos miramos
pero nunca jugamos ni disfrutamos
el uno del otro.

Infancia llena de martirios paternales,
maternales, abuelos y abuelas…
Nunca supe lo que es esa infancia
Y nunca jamás lo sabré.

Adolescencia homónima,
Eras tú mi salvación más nunca me salvaste.

Edad adulta y tranquila pero que nefasta.
Siguen martirizándome como en la infancia,
como en la adolescencia, no dejan respirar

el aire puro y fresco de los campos,
Martirizándome estarán ellas por siempre
Más si se lo hago saber se enfurecen.

Querida infancia.
Querida edad adulta, déjame morir hoy
pues aquí no es mi sitio sino en la muerte.

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