Elegía al amor

Llega la noche serena, yo me acuerdo de ti.
Veo a lo lejos en el firmamento las estrellas.
Hay una entre miles; brilla más que todas; eres tú.

La noche llega; la noche pasa
y yo me enamoro más de ti.
Eres la mujer que alivia mi amargura.

Te amo todas las noches, en las noches serenas.
Te amo como un loco, como un moribundo.
Eres el amor personificado. Me abrasas.

Eres el cielo azul, sereno que contemplo
en la inmensidad y eternidad de la tarde.
Eres el ocaso triste que cada tarde cae y lo contemplo.

Lo contemplo como si del Absoluto se tratara
púes confío que en mi muerte seas mi Absoluto.
Aunque mi alma este fría, como tú, fría.

Yo seguiré amándote; amándote en soledad, sufriendo.
Quisiera perder mi alma en esta noche negra, oscura.
Desaparecer de la faz de la tierra y no estar sufriendo.


De tanto amar me cansé; me cansé de tanto amar.
A una mujer inexistente como lo eres tú querida.
Lo hice muchas veces sin tenerte, pro ya no quiero amar.

Salgo a contemplar la noche, a contemplarte.
Tú estás oculta entre las sombras de la noche.
Estás escondida entre los olivos ahí detrás.

Me miras ausente sin que te pueda ver.
Eres el viento que atraviesa mi cuerpo.
Tal como vienes te vas sin que te pueda amar.

Yo seguiré viviendo de tus recuerdos.
Cada noche y día amaré mi soledad
y  recordaré con gran añoro a mis preciosos amores.

La vida se ha acostumbrado a mí.
Yo a ella jamás, nunca lo haré.
Pues sólo la muerte entrará en mí.

Esta noche a ti, te digo adiós querida
pues me moriré en la noche.
Amaré la noche como si tuviera tus ojos, amada mía.

El amor te enfría, el amor te espanta.
El sentimiento te aterra, a mi me mientes.
Yo seguiré amando hasta la llegada de mi amarga muerte.


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