Tú la dama, yo el vagabundo.

Tú amada eres la dama por excelencia.
Eres una aristócrata, una intelectual,
una mujer sabia con mucho ego.
Eres una dama de sangre azul. Mi dama.
Vistes de etiqueta, eres coqueta
eres una dama y mi amada.
Pero  mucho me temo que tú sólo estas
en mi imaginación. Son quiméricos presagios
que tú seas mi amada.
Yo soy un mísero hombre proletario e inculto.
Un perroflauta, hipócrita. ¿Y tú? Una intelectual,
una dama perfecta, la mujer perfecta.
¿Y yo? Un vagabundo vagando por este mundo
intentando encontrarme pues tu ya lo estás.
Tú la dama, yo el vagabundo.
Tu mi amada quimérica y yo tu vagabundo real.

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