A Sandra,
¿Te podría comparar a un día de verano?
¿Te podría comparar a un día de verano?
Tu, hermosa, que tienes los cabellos
como crines de un caballo.
Miro tus cristalinos ojos, y me veo como
en un espejo. Ellos son la noche serena.
Tu mirada transmite ternura, pero a la vez
tristeza.
Tan efímera eres muchacha que el viento te lleva.
Tus lágrimas nunca borran tu bella alma,
aún cuando no lloras.
Sufriste, más ahora eres feliz como un día soleado.
Prima mía, lejos estás más yo te siento cerca.
Dicen que poeta soy más yo no me considero
sino un humilde hombre que escribe.
Las olas describen perfectamente tu cabello
ondulado. ¡Que hermosa eres!
Prima mía, aquí estoy verso tras verso
acordándome de ti.

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