Recuerdo.
Por los campos yeclanos estoy andando,
miro a lo lejos y veo su tránsito.
No estoy acostumbrado a ver tal tierra árida.
Pero no me disgusta.
Allí en una esquina contemplo un macho bovino.
Estamos separados por una valla de pino.
Recuerdo su mirada, su grata sonrisa, su cabello ondulado.
Se acerca al animal y lo acaricia yo miro atónito.
Es ella, una mujer de
costumbres y pasiones.
Después de haber contemplado la naturaleza
doy la vuelta y vuelvo a mis aposentos del medievo.
Comentarios
Publicar un comentario