Amo con razón...

El sosiego se apodera de mi cuerpo,
cuando la noche serena, cálida, llega
enseñándome su belleza.
La luna iluminando mi rostro, iluminando un alma
aleada con los hombres del presente.
 Las estrellas giran como hojas en el viento,
mientras hombres hundidos en la tierra
ya no esperan nada, sólo unos claveles
sobre su tumba, como recuerdo.
Con la llegada del alba, irrumpe en mí
el desasosiego de saber que soy un dacio
entre cientos en el extranjero, dónde la misantropía
adueña su humilde alma y su nostalgia por la patria
es siempre eterna. Detestan lo extranjero, mientras
sobreviven de sus tierras.
Pero yo amo sus vidas, aunque me sienta lejos,
amo vivir en cualquier rincón del mundo, porque
mi fiel amiga siempre acompaña mis pensamientos.
Tristes, alegres, mundanos, mágicos con umpoco de ¡razón!


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