¿Ubi sunt?

 En la tarde, desde lo alto del castillo,
veo a hombres pasar, dignos
de pertenecer a este siglo
hasta que descubro la encarnación
de Narciso en su alma y de repente,
me pregunto: ¿Ubi sunt?
Aquellos que adoraban la vida, el amor,
al prójimo, por encima de su codicia?
Eterno tiempo, nada enseñas a los hombres venideros,
sólo guerras y pavor, muerte y dolor.
Sacerdotes heréticos, diplomáticos codiciosos,
pobres honrados de Tercer Estado.
Ese, que sólo sabe lo que es el pan, morcilla,
sin conocer oro ni fortuna.



 

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