Mundanas calles
En mi ruar por las mundanas calles
cada mañana, deleitándome con el cantar
de los bellos ruiseñores,
asemejo tu belleza a los verdes prados,
tu voz, al mar en calma, tus cabellos,
a los crisantemos ondeando al viento.
Te asemejo tan pulcra, como las noches
serenas de verano, mientras me pregunto:
¿Cómo sería yo?
Entretanto nos imaginamos paseando
por el malecón, dónde te dije:
¡Anémonas parecen tus pupilas!
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