Te contemplo desde mi ventana.

Te contemplo desde mi ventana,
transparente esta tu alma,
de esta noche tan en calma.

con tu cuerpo diáfano y triste
a mi mirada convenciste,
mi soledad atrapaste.

Nunca más querida mía
te otearé como aquel día,
porque el ángel  moriría.

Este ángel convertiste
en cárcel de tus muslos.
Él, compungido y desolado

A Venus pídole consejo.
¡Tú lucero venerado,
por los hombres contemplado!

Díme ¿qué ves en el cuerpo
desta mujer?
iluminando su ventanal dijo:
 
Que su corazón topacio
tu vereda iluminará
hasta encontrar la eternidad.



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