No tengo ganas

No tengo ganas de abrir los ojos
por la mañana.
Otra vez un día nefasto
donde ya nadie es nadie.

Donde el cielo no es cielo.
Yo, respiro este aire del mundo.
Su estertor está más cerca del final.

Ya me acostumbre a vociferar
con la llegada del alba, de la tarde,
del ocaso y al final dormirme.

Y me acostumbre a vivir muerto.


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